CANCIÓN DE ALENDRA
Por su tren de lucha enamorada: a Benjamín Andrés Collado, que nos dijo adiós muy temprano.
A Ion Aranguren, porque dio a luz esta canción conmigo, y creyó en ella.
El cielo se siembra de madrugada
El desaire del tren que no subió a mis abuelos. El tren que me abandonó a los dieciséis años en los suburbios de las preguntas sin luz, y sin peldaños, fue la desidia del autobús que me salvó la cara por los pelos.
No nos hace mejores el olvido, el cielo se siembra de madrugada, cuando escampa el desconsuelo que nos ha llovido en el viaje de la desesperanza.
El tren que me atropelló en un adiós sin regreso, el que me desalojó en la tinta de un poema. Se borró el porvenir en el mar que nos anega, roba sus ojos la soledad a quien no besó los labios del encuentro.
El tren del Orient Express, el que era más joven en Sabina, los del 11 en Madrid, o el de las despedidas. Descarrilado el próximo tren, es la alegría un reloj perdido en el andén, que lo paró la mercadería.
No nos hace mejores el olvido, el cielo se siembra de madrugada, cuando escampa el desconsuelo que nos ha llovido en el viaje de la desesperanza.
Letra: Antonio J. Caballero y Ion Aranguren
Música: Alendra